Jesús Malverde, el santo de los narcotraficantes, es fervientemente venerado en México.
El 3 de mayo se cumplieron 109 años de Jesús Malverde, considerado el “santo patrón” de los narcotraficantes.
El telón de fondo de esta celebración fue la capilla que lleva el nombre del santo patrón en Culiacán, en el estado de Sinaloa, en el noroeste de México.
Los creyentes de la “Narcocultura” y este santo vinieron a celebrarlo, aunque no es reconocido por la Iglesia Católica.
En las imágenes populares, Jesús Malverde era considerado el Robin Hood mexicano.
Sus seguidores aseguran que existió y que desde principios del siglo XX fue un bandolero que repartía su botín entre los pobres.
Se escondió en las verdes montañas de Sinaola, de ahí su apodo de “mal verde”.
Este santo se celebra de una manera bastante singular, al menos para aquellos que no creen en su poder.
A la pequeña estatua de Jesús Malverde se le vierte whisky sobre la cabeza, luego se pone un sombrero de vaquero y camina por las calles de la ciudad con música estridente de fondo.
Se le dirigen oraciones y se le ofrecen regalos.
La parroquia de San Malverde reivindica el narcotráfico a través de música o artículos insólitos como joyas con forma de armas y hojas de marihuana en un estado mexicano conocido como foco del narcotráfico.
El estado de Sinaloa es la cuna de los mayores narcotraficantes del país como Joaquín Guzmán alias “El Chapo”, actualmente encarcelado en Estados Unidos.
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