Un espectáculo que Aymeric Caron considera “inmoral”. Con la temporada taurina en pleno apogeo en el sur de Francia, el diputado de izquierdas de la Asamblea Nacional quiere presentar rápidamente un proyecto de ley para poner los toques finales a esta tradición.
“Que la tauromaquia es un espectáculo inmoral, un espectáculo que no tiene cabida en el siglo XXI, creo que es una opinión compartida por la mayoría de los franceses”, afirma Aymeric Caron, elegido por la izquierda parisina, y confirma que espera testificar ante la Asamblea Nacional para prohibir la práctica. “Espero que este proyecto de ley sea debatido en la Asamblea en noviembre”, agrega el representante electo de La France Insoumise (LFI, Izquierda Radical), el primer componente de la oposición de izquierda en el Parlamento francés.
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Francia no es ajena a la corriente antitaurina que afecta a todos los países afectados -España, Portugal, Perú, México, Colombia, Ecuador y Venezuela- pero desde un primer intento en 2004 ninguna iniciativa ha logrado que se vote para hacer cumplir la asamblea, o incluso un debate parlamentario. Ante la perspectiva de un debate en noviembre, Aymeric Caron, quien se declara “antiespecista” (que se opone a la explotación y consumo de animales por parte de los humanos), reconoce que primero debe convencerse de su partido y encontrar aliados en él. La Asamblea.
Su objetivo es modificar el código penal que castiga el ensañamiento con los animales, pero destaca en su artículo 521-1 que sus disposiciones “no son aplicables a las corridas de toros en las que pueda invocarse una tradición local ininterrumpida”. “No es una tradición francesa, es una tradición española que fue importada a Francia a mediados del siglo XIX por el andaluz Napoleón III. para dar placer”, enfatiza Aymeric Caron.
Una tradición que se defiende firmemente
Sin embargo, esta “tradición ininterrumpida” se defiende con firmeza desde hace varios años en el suroeste cercano a España –Bayona, Dax, Mont-de-Marsan o Vic-Fezensac– y en todo el Mediterráneo –Nîmes, Arles o Béziers.
A finales de julio, miles de enamorados de rojo y blanco se dieron cita en Bayona, en el suroeste de Francia, para las primeras fiestas locales en dos años, unidas por la pandemia, en torno a las corridas de toros. “Cualquiera que quiera prohibirlo no lo sabe. El toreo es una tragedia, nos estamos muriendo. Es casi un anacronismo que todavía exista porque la gente ya no vive con la muerte. Le tenemos miedo, pero es parte de la vida”, responde Jean-Luc Ambert, un francés entusiasta que durante el verano recorre Francia y España de corrida en corrida.
¿Qué aliados?
Para André Viard, presidente del Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas, la prohibición de las corridas de toros es un tema “recurrente” en cada legislatura. “Le decimos a los demás grupos: de qué sirve sumarse a esta propuesta política que atenta contra la libertad cultural protegida por la constitución y la identidad de los territorios”, explica.
Aymeric Caron espera reunir a representantes electos de la oposición de derecha, incluso de la mayoría presidencial, para su proyecto junto con otros diputados de izquierda. En particular, destaca la posición desconocida del Partido Presidencial, cuya líder de la Asamblea, Aurore Bergé, había pedido el fin de esta “práctica bárbara” en julio de 2021, en un foro público firmado por varios diputados de centro y derecha. “¿Se mantendrá fiel a sus convicciones o hará un cálculo político que le impide apoyarme?”, se pregunta Aymeric Caron.
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