Daft Punk, un musical taquillero de Hollywood

Todos los episodios de la serie The Living Memory of Daft Punk se pueden encontrar aquí

La confidencia vino de la actriz Elodie Bouchez, esposa de Thomas Bangalter, en marzo El mundo : “No debemos olvidar que hizo música porque fracasó en la Ecole Louis-Lumière. » Para alguien que vio frustrada su carrera cinematográfica, al ex-Daft Punk le fue bastante bien. En 2011 da la vuelta P/V 2012, un corto promocional de la marca de ropa Co, protagonizado por su pareja. Sería anecdótico que su grupo, unidad de sonidos pero también de imágenes, no le hubiera permitido antes satisfacer deseos creativos universales.

“Daft Punk es un proyecto global, nos vemos más como productores que como músicos”dice Thomas Bangalter, siempre ahí El mundo, en marzo de 2001. De los cuatro álbumes de estudio del dúo Memoria de acceso aleatorio es lo que más se acerca a un proyecto cinematográfico: una superproducción musical con un reparto predominantemente estadounidense pero heterogéneo, el guión, la dirección y el montaje están reservados a Daft Punk. Retraerse levemente a la interpretación es una actitud consistente con su estrategia de camuflaje. Los primeros papeles van para Nile Rodgers y Pharrell Williams, asociados como guitarrista y cantante. Hay dos retrocesos a la década de 1970: el compositor Paul Williams y el productor disco italiano Giorgio Moroder. Más contemporáneos, Julian Casablancas, voz de The Strokes, y Panda Bear (Animal Collective) encarnan el revival del punk rock y la psicodelia. Sin embargo, Daft Punk no se separa de sus fuentes electrónicas, ya que dos DJ de house, Todd Edwards y el DJ francés Falcon, completan la formación.

Cuando se conocieron en 1986, Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter tenían 12 y 11 años, respectivamente. Su amistad se forma a través de un tiempo de iniciación. Estos voraces consumidores de películas y discos se pueden encontrar en los cines del Barrio Latino, en la biblioteca del Centre Pompidou o en casa frente a un vídeo. Bangalter adora a dos cineastas que componen la música de sus películas, una rareza: Charlie Chaplin y John Carpenter, uno lírico, el otro escalofriante. La fascinación se aplica a los demiurgos norteamericanos: Stanley Kubrick, Brian De Palma, David Cronenberg y Gus Van Sant. Hacia los directores del Nuevo Hollywood, la estética underground de Andy Warhol y Paul Morrissey o las películas eróticas rotas de Russ Meyer. En el camino a lo fantástico y extraño.

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Emiliano Badilla

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