El 12 de septiembre tuvo lugar en México un congreso extraordinario, informa Reuters. Un periodista que siempre ha tenido pasión por los ovnis y la vida extraterrestre vino a compartir sus descubrimientos con la clase política mexicana. Les presentó dos pequeños cuerpos momificados con brazos largos, tres dedos en cada mano y una cabeza alargada que se parecía mucho a la del famoso ET.
El periodista Jaime Maussan confirmó que estos cuerpos fueron descubiertos en bastante buen estado en 2017 en Perú, en la provincia de Nazca, conocida por sus geoglifos, esos enormes dibujos dibujados en el suelo por poblaciones antiguas y visibles desde el cielo que a menudo han sido objeto de Teorías extraterrestres.
Jaime Maussan aclaró que estas dos momias “no están asociadas con ninguna forma de vida en la Tierra” y que fueron examinadas por expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sin embargo, si parte del público al que el periodista presentó sus “hallazgos” mostró gran curiosidad, rápidamente surgieron sospechas y críticas. En particular, la UNAM afirmó que nunca estableció el origen de las momias, sino que se limitó a analizar los huesos para fecharlas. Luego miembros de la comunidad científica internacional señalaron que los cadáveres ya habían sido examinados por investigadores en 2021 y sus conclusiones fueron claras: se trataba de cuerpos “hechos por el hombre”, compuestos por huesos humanos (restos de hombres prehispánicos) y animales. Por ejemplo, los cráneos estaban compuestos en parte de cráneos de llama o alpaca. Uno de los cuerpos tenía un fémur en lugar de un brazo y los dedos no estaban todos “fijos” en la misma dirección. Así que hay mucha evidencia de que estas “momias” presentadas en México el martes no son un descubrimiento extraordinario.
Científicos y expertos han denunciado un nuevo “montaje” por parte de Jaime Maussan. Este último denunció la “falta de pruebas” de sus críticos, que, a su juicio, sólo vienen “con preguntas” y “no miden el alcance del descubrimiento”.
En particular, los investigadores de la Universidad de Princeton han pedido una transparencia total en este asunto para ayudar a la comunidad científica internacional a avanzar en la dirección correcta.
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