Los derechos de la marca Frida Kahlo son un tesoro. Y un tesoro por el que la familia del artista mexicano y una compañía panameña se pelean desde hace casi diez años.
La historia comenzó en 2004, cuando el único heredero del pintor [1907-1954]su sobrina Isolda Pinedo [décédée en 2007]vendió la marca a la Corporación Frida Kahlo [FKC]una empresa con sede en Panamá cuya familia posee el 49% de las acciones, siendo el resto propiedad de un empresario venezolano.
Pero muy pronto, Mara Romeo y Mara de Anda, hija y nieta de Isolda Pinedo, consideraron que el convenio firmado era objeto de “Violaciones sistemáticas”. Desde entonces han estado tratando de recuperar el control de la empresa.
Las quejas, objeciones y acusaciones mutuas han ido en aumento desde hace diez años. El caso más llamativo de esta saga viene de 2018: las herederas habían obtenido la suspensión de la comercialización de una muñeca Barbie de silueta esbelta, luciendo las famosas trenzas, por lo que Mattel [société américaine spécialisée dans les jouets et jeux] supuestamente inspirado en el mexicano, cortesía de Frida Kahlo Corporation.
La justicia mexicana había tomado medidas de precaución y dejó de vender en México, pero esta muñeca de edición limitada continuó su vida comercial en el resto del mundo hasta agotar existencias. “Frida era cualquier cosa menos una Barbie, era una mujer con sus defectos”Indignó a su bisnieta Mara de Anda.
Finalmente, un juez mexicano revocó las medidas contra la Corporación Frida Kahlo con el fallo judicial “incompetente” en el caso según la sentencia de diciembre de 2021, que hemos podido consultar.
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