narrativo
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El teatro Commune-Aubervilliers intenta en vano revivir el epicentro de la contracultura de la Ciudad de México en presencia del creador de la legendaria discoteca gay Henri Donnadieu. Conoce a un personaje con múltiples vidas.
Nueva York tuvo su 54, París en septiembre, México habrá tenido El Nueve: un máximo de 170 m², para una concentración de contracultura gay que habrá cambiado la noche mexicana del 77 al 89. Todo comienza con la llegada a México de un aventurero que ya ha vivido varias vidas: profesor de derecho romano en Sydney, notario y magnate inmobiliario en Nouméa, Henri Donnadieu. En unos días cumplirá 80 años. Obviamente la noche, la fiesta y el resto fueron un éxito para él, el tipo está frente a nosotros, con su anorak rojo brillante, feliz de regresar a París, a Francia, de donde tuvo que huir hace años, pero no estropeemos la historia. ¿Un hombre en buena forma que no aparenta su edad, pero que luce así hoy? Bueno, todos los dientes están mal: “Lo perdí cuando me confiscaron en México; Me secuestraron en un taxi y me arrojaron a un lugar desconocido. Los secuestradores exigieron un rescate. Me sacaban un diente todos los días. Pero bueno, esa es otra historia”.
Volvamos al nacimiento de la discoteca El Nueve el 23 de enero de 1977, una dirección legendaria en el corazón de la Zona Rosa de la Ciudad de México, el equivalente del actual Marais de París. “La idea era abrir un bar, un club gay privado. Al principio teníamos clientes secretos, personalidades, hombres casados que vivían su homosexualidad en secreto. Debes saber que el
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