Durante la vigilia, Carlos Eduardo Espina, de 23 años, criticó las políticas migratorias de Estados Unidos, país al que llegó cuando tenía 5 años.
“Es terrible, es desgarrador”, dijo la activista, de padre uruguayo y madre mexicana.
“Pero todos los días muere gente ahogada en el río, todos los días muere gente en el desierto. La muerte es la norma en la inmigración a Estados Unidos”, denunció.
El joven quiere una política migratoria más humana y un aumento en el número de visas emitidas cada año.
“Tenemos que seguir luchando, de lo contrario seguirá”, exigió acusando a los gobiernos de los países de origen de los migrantes de no dar importancia al bienestar de sus nacionales.
Guillermina Barrón, de 38 años, escuchaba en silencio.
“Lamentablemente por ser mexicana me identifico mucho con lo que está pasando, a pesar de que emigré hace 20 años”, dijo con lágrimas en los ojos.
“Siento mucho dolor e impotencia. Muchas cosas tienen que cambiar porque hay muchas vidas perdidas”, dijo.
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