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En el norte de México, miles de migrantes que esperan ingresar legalmente a Estados Unidos temen que la elección de Donald Trump el 5 de noviembre obstaculice su búsqueda del sueño americano.
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Están sentados sobre sus vidas. Empaquetados en mochilas que ahora sirven de soporte para los glúteos, en esta sala de espera al aire libre, la ciudad de Matamoros, al borde de la frontera estadounidense. Allí, el Río Bravo separa a México de Brownsville, Texas, una muestra del sueño americano para millones de refugiados en todo el mundo. Son las 11 de la mañana y el sol codicioso ya les come la piel a los casi 200 viajeros que esperan la apertura del puesto fronterizo. “Hemos estado esperando en la fila durante tres horas”. suspira Edgardo, un venezolano de 28 años que vino con su familia. “Nuestra reunión es a las 2 p.m. Esperamos pasar la entrevista, continúa José, su hermano gemelo. Muestra un maletín. Imprimí todo, fotocopias de las cédulas de identidad de mi hijo y de mi esposa”.
Dos millones y medio de personas llegarán a México en 2023
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