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Tras las revelaciones del New York Times sobre el mal uso del software espía Pegasus por parte del ejército mexicano, el Presidente en bloque niega, como en muchos otros temas, tener una definición muy personal de la transparencia.
“En México hay paz y tranquilidad”, “No hay más masacres, no más torturas”, “El ejército no espía”, “Nosotros no espíamos a nadie porque defendemos el cambio”. El autor de estos fallos es el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien en las últimas semanas desestimó las revelaciones sobre el espionaje reiterado del ejército a varios defensores de derechos humanos. El mandatario se apegó a su discurso de última hora “Los regímenes del pasado, los conservadores” quien, en su opinión, disfrutaba espiando a sus oponentes, incluido él mismo. Enfadado por el cuestionamiento de la prensa, López Obrador lanzó un reclamo que bastó para silenciar a las críticas: “Somos diferentes.”
Aunque la semana pasada New York Times publicó una encuesta que muestra que México era precisamente el mayor usuario del mundo de Pegasus, un software israelí que permitía hackear teléfonos celulares y acceder a sus contenidos sin dejar rastros de intrusos. PAG
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