AFP
La tercera ola de calor del año asfixia a los mexicanos
Mientras Roberto De Jesús lucha por encontrar trabajo bajo el sol abrasador, Wendy Tijerina lucha por salvar su comida. La ola de calor, que ya se ha cobrado ocho vidas en México, está afectando la vida de millones de personas en todo el país. Temperaturas récord de 35 °C. Es mediodía y el asfalto está caliente, al igual que la piedra de los edificios en esta superpoblada capital de 26 millones de personas, incluso en las afueras, donde la presión y la contaminación asociadas con el tráfico hacen que el aire esté aún más sofocante. Se enfrenta a la tercera ola de calor desde principios de año. El gobierno dijo el viernes que ocho personas habían muerto desde mediados de abril. De las ocho víctimas, siete fallecieron por insolación y una por deshidratación. La ola de calor podría durar otras dos semanas. El calor es “realmente intenso”, señala Roberto De Jesús con su sombrero de lona en la cabeza. “A veces nos deshidratamos mucho”, agrega el hombre, que permanece despierto de ocho a nueve horas al día esperando clientes potenciales. La parte más difícil es cuando tiene que trabajar al aire libre con estas altas temperaturas. “Nos estamos asfixiando de verdad.” Otras consecuencias de la ola de calor incluyen el riesgo de crecimiento bacteriano en la comida callejera, una actividad muy popular en el país. Roberto De Jesus experimentó esto recientemente. “Me enfermé”, dice. “Estos son tacos que me comí en la calle (…) Me dio asco”, asegura.- “Calor espantoso” – “El calor es espantoso”, lamenta Javier Ramos, de 30 años, vendedor de tacos de un puesto callejero en del centro de la capital, explicó que sigue el protocolo de mantener en el lugar solo la carne necesaria para el día y almacenarla en frigoríficos, separados de los que se utilizan para conservar las verduras. “Vemos las consecuencias del cambio climático”, suspira Natividad Flores, una vendedora de ropa hecha a mano del centro de la capital, con un sombrero de ala ancha y bloqueador solar en la cara y los brazos. .En el resto del país la situación también es complicada y particularmente en Monterrey (Norteamérica). Este) con más de 40°C. “No tenemos agua, no podemos bañar a los niños ni usar ventilador porque nos cortan la luz”, se queja Wendy Tijerina, vecina de Apodaca, en las afueras de la ciudad. “Estamos tratando de conseguir una hielera para guardar los medicamentos que necesitan refrigeración y los que son un poco delicados”, explica. Presión de agua en las casas y cortes de luz por la alta demanda de energía eléctrica debido al mayor consumo de aire acondicionado. El gobierno del estado de Nuevo León, donde se encuentra Monterrey, ha asegurado que los niños tengan clases semipresenciales y solo asistan a la escuela dos horas diarias para evitar estar expuestos a la ola de calor. En el estado de Chiapas (sur), recientemente se excavó una iglesia colonial que había sido inundada por el agua de un embalse porque el embalse se secó. Esta es una iglesia dominicana del siglo XVI en Nuevo Quechula. Hace unos cinco meses, “el agua empezó a bajar demasiado”, dijo Darinel Gutiérrez, un pescador local. “¿Cómo mantengo a mi familia?”, ahora se pregunta.jla/yug/sf/clr
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