“¡Estoy 1000% lista para pelear contra cualquiera!” Este sábado de la Marcha del Orgullo en México, Wendy Martínez será la primera mujer transgénero en protagonizar “Lucha Libre”, una lucha local popular entre mexicanos y turistas.
Vestida de morado, Martínez, alias “Miss Gaviota” (“Miss Gaviota”) subió ese día a un ring en Puebla (centro, 110 kilómetros al sureste de Ciudad de México) entre el aplauso de los espectadores para competir contra hombres musculosos y enmascarados.
Sin inmutarse por los insultos de algunos en el público que la llamaban “¡puta!”, Martínez, de 46 años, atacó.
“Es parte (de la Lucha Libre)”, dice sobre los ataques verbales y la discriminación que también sufrió en las calles de la Ciudad de México, donde vive.
Estos insultos son incluso combustible para ella en el ring y en la vida.
“Estaba muy animado. Peleé con todos. Nadie podía decirme una mala palabra en la calle. De lo contrario, me daría la vuelta y habría una pelea”, dijo Wendy Martínez.
“Después de eso me dije: ¿Por qué no entrenar para la lucha libre para que me paguen por pelear?”
Se espera que miles de personas asistan a la Marcha del Orgullo en el centro de la Ciudad de México el sábado.
Según datos oficiales, al menos cinco millones de mexicanos de 15 y más años se identifican con la comunidad LGBTQ+, en un país que tenía una población total de 126 millones en el último censo de 2020.
– “87 muertes violentas de personas LGBTI+” –
“En 2022 registramos al menos 87 muertes violentas de personas LGBTI+ en el país por motivos presuntamente relacionados con su orientación sexual o su identidad o expresión de género”, teme la organización LetraESE. Una cifra que va en aumento respecto a los dos años anteriores.
“Desde que tengo uso de razón, siempre me he considerado una mujer. Quizás el buen Dios me envió al cuerpo equivocado. No cambiaría por nada del mundo”, dice la señorita Gaviota.
De día, cuando vuelve a ser Wendy Martínez, dirige un pequeño salón de belleza en la planta baja de un edificio donde comparte un pequeño departamento con varios de sus familiares en un barrio obrero de la Ciudad de México.
“Me siento tan cómoda en el ring de Lucha Libre como aquí en el salón de belleza”, dice.
“Aquí mis clientes me hacen enojar, y allá arriba en el ring me desahogo y libero estrés”, añade con una sonrisa mientras le corta el pelo a su tía ese día.
Como estilista, confecciona disfraces para otros luchadores y vende camisetas con su imagen.
Se discute la participación de transexuales en competiciones deportivas.
En marzo pasado, la Federación Internacional de Atletismo decidió “excluir de la competición femenina internacional a los atletas transgénero masculinos y femeninos que hayan experimentado la pubertad masculina”.
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