Más de mil migrantes se han asentado en el centro de El Paso, una ciudad estadounidense en la frontera con México. Abrumados por la afluencia masiva de personas que han decidido probar suerte en Estados Unidos, estas personas viven en condiciones muy precarias.

De hecho, estos migrantes optaron por viajar antes de la derogación del Título 42, norma que permitía las deportaciones en caliente por motivos de salud. El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ha desplegado una nueva unidad de la Guardia Nacional para evitar la entrada de inmigrantes de México y planea redactar una ley para convertir la entrada ilegal en un “crimen” y permitir la deportación de inmigrantes.

El centro de El Paso es ahora el hogar de mil personas, en su mayoría hombres indocumentados. Por la noche se protegen en mantas proporcionadas por la Cruz Roja, durante el día en refugios temporales de lona. Las autoridades cerraron al tráfico la carretera frente a Herz-Jesu-Kirche, donde se reúnen los migrantes. Asimismo, se instalaron baños públicos para las personas reunidas en la zona.

Los migrantes tienen dudas sobre su situación, incluidos los pasos que deben seguir para solicitar asilo o continuar su viaje hacia el norte, sabiendo que corren el riesgo de ser detenidos y deportados. Un venezolano y un cubano que no quieren ser identificados llegaron hace dos días y no saben qué hacer tras cruzar la frontera.

Se recogieron testimonios de migrantes, entre ellos el de José Alfredo, quien cruzó la frontera con su esposa y dos hijas, de cinco y dos años. Estuvieron en México durante cuatro meses después de huir del sur de Honduras tras amenazas de pandillas y dos ataques a su negocio de electrodomésticos. Dijo que es lo más difícil por lo que han pasado, pero ahora están más tranquilos.

El juez de distrito Ricardo Samaniego advierte que “cada vez hay más migrantes en camino” y que “extender su estadía en esta ciudad podría retrasar aún más su proceso migratorio”. Insiste en que los centros de acogida de la ciudad solo están preparados para recibir a los recién llegados durante tres días y les insta a marcharse: “Se prevé que la situación de los migrantes en las calles empeore”.