Tras la controvertida cancelación del megaaeropuerto de Texcoco -un proyecto estimado en 13.000 millones de dólares diseñado por Norman Foster pero que ya está completado en un tercio- el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, o “AMLO” (sus siglas), como se le llama, quiere transformar el aeródromo militar de Santa Lucía, en un suburbio de la Ciudad de México, en el segundo aeropuerto de la capital para aliviar la presión sobre el Aeropuerto Benito Juárez, que ha llegado a la saturación.
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El nuevo aeropuerto de la Ciudad de México está en peligro
Según ADP, el sitio se convertirá en un “aeropuerto mixto que albergará tanto la base militar como operaciones comerciales y civiles”. ADP deberá realizar estudios de desarrollo para las autoridades mexicanas a través de su filial ADP Ingénierie, junto con Navblue, filial de Airbus. “Los estudios acaban de comenzar y por el momento no se ha tomado ninguna decisión final”, aclaró el grupo Aéroports de Paris.
rompecabezas geográfico
Y por una buena razón. La ubicación representa un verdadero enigma geográfico y climático. El debate de los expertos se centra en cómo operar dos aeropuertos al mismo tiempo, situados a 45 kilómetros de distancia, en un espacio aéreo rodeado de colinas, donde las condiciones climáticas no son óptimas y con una larga temporada de lluvias. Temporada, gran luminosidad y calima invernal.
“Algunos argumentarán que hay ciudades con más de dos aeropuertos. Eso es cierto, pero no tienen la orografía de la Ciudad de México, estamos rodeados de un sistema montañoso en forma de herradura invertida, las subidas y bajadas son sólo en el “Habrá mucho tráfico aéreo”, dijo el 58. dijo a la AFP el piloto Ángel Jiménez, de 22.000 horas de vuelo.
Según ADP, los estudios preliminares sugieren que los dos aeropuertos pueden operar en paralelo siempre que “se revise la organización del espacio aéreo”, lo que incluye diseñar “nuevos procedimientos de aproximación” para las aeronaves. “No es imposible tener dos aeropuertos, pero representa un alto nivel de complejidad, los aterrizajes y despegues no serán posibles al mismo tiempo, el margen de error para los controladores aéreos y pilotos será mínimo”, advierte Miguel Ángel Valero, expresidente de la Asociación Mexicana de Pilotos y jefe de seguridad aérea de la Organización de Aviación Civil Internacional. “Si queremos que la operación sea segura, resultará ineficaz”, considera.
¿Aeropuerto de carga?
A este debate de expertos también fue invitado un cerro ubicado a unos diez kilómetros de Santa Lucía, que fascina a los habitantes de la megaciudad mexicana. El cerro Paula, de 240 metros de altura, no se incluyó en los estudios preliminares, pero existe el riesgo de que haya que rediseñar la orientación de las pistas de Santa Lucía con un coste adicional. “No es sólo Paula Hill, es toda la Sierra de Guadalupe”, explica Valero. “Luego se basan en nuevas tecnologías (para las aproximaciones) por satélite, muy precisas pero muy complejas. Requiere mucha tecnología, equipos muy modernos y formación de pilotos, no es una panacea”, afirmó.
López Obrador promete que en 2021 se inaugurará una primera fase de construcción. Para ADP, este es un objetivo “ambicioso”, pero que podría lograrse mediante trabajos de construcción “acelerados”.
“Los primeros vuelos que se utilizarán para demostrar la viabilidad de Santa Lucía serán vuelos de carga”, dijo Jiménez, citando sus contactos en el ejército. Desde esta perspectiva, el aeropuerto militar sólo requeriría algunas mejoras en la pista, la construcción de almacenes y algunos hoteles.
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