Gabriel García Márquez, “un agente de propaganda procubano y soviético”, fue blanco de la policía política mexicana

Gabriel García Márquez. Marcello Mencarini/Leemage

VISTO DESDE OTRO LUGAR –El Pais tuvo acceso a los archivos del servicio secreto mexicano, que ha seguido los pasos del premio Nobel colombiano desde finales de la década de 1960, cuando se desempeñó principalmente como activista político.

Por David Marcial Pérez (El Pais)

El primer libro que Gabriel García Márquez le regaló a Fidel Castro fue Drácula. Era mediados de la década de 1970 y el líder cubano, involucrado en la guerra de Angola, le había confesado a su amigo que apenas tenía tiempo para leer. Como un descubridor de la literatura, el escritor la transmitió Mejor vendido, Lecturas fáciles para escapar de la revolución. A cambio, el comandante se convirtió en un editor particularmente exigente de sus primeros manuscritos. En la novela Crónica de una muerte anunciada Inspirado en un hecho real, le permitió corregir incluso el calibre de las armas.

Su amistad había comenzado antes, fruto de una fascinación mutua –el periodista García Márquez para el poder y Fidel Castro para los grandes intelectuales– pero siempre moldeada por la literatura. Así García Márquez se apoderó de todos los derechos Crónica de una muerte anunciada al gobierno cubano, según documento del 17 de marzo de 1982…

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Camila Tobia

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