Hasta el último momento, José Mario, de 48 años, trató de evitar esta opción.
Sabía que 56 migrantes habían muerto en un accidente de camión en Chiapas, al sur de México, a principios de diciembre.
Pero el “coyotes” -así el apodo de los contrabandistas a ambos lados del Río Grande/Río Bravo- a quienes les había pagado $13.000 no le dejaba otra opción.
No suba al contenedor
“En primer lugar, le pedimos que no se suba al contenedor. Pero además de eso, hacen lo que quieren.“, declaró a la AFP José Mario Licona.
José Mario agrega que el enfriamiento “no fue verificado“durante el viaje de más de 1000 kilómetros.
De igual forma, según las autoridades mexicanas, el camión de la tragedia de San Antonio ha pasado dos controles en Estados Unidos sin incidentes. Sus matrículas habían sido cambiadas.
Según las autoridades mexicanas, de las 53 víctimas en San Antonio, 14 eran de Honduras, 27 de México, siete de Guatemala y dos de El Salvador.
La mujer de José Mario no quiere saber más de viajes en camión: “Arriesgamos nuestra vida y la de nuestros hijos“.
Y a menudo los riesgos son innecesarios.
empresas criminales
En Texas, la familia participó en una patrulla fronteriza antes de ser enviada de regreso a México, a Ciudad Juárez, donde testificaron ante un corresponsal de la AFP.
Ahora esperan unexcepción humanitariaser aceptado en territorio americano.
La gente se junta como “animalesEn los tráileres testifican todos los migrantes entrevistados por AFP en Ciudad Juárez.
Debido al calor, los pasajeros se desmayan o evitan beber para no orinar.
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